miércoles, 24 de junio de 2009

Gnome

En cada época, en todo lugar, siempre hay una advertencia, que no debes ignorar.

Este sitio no es la excepción. Sigue mi consejo niño, y podrás vivir una vida larga y feliz.

Aléjate del bosque, no pases solo, sigue de largo y no mires atrás.

Muchos peligros acechan que no puedes imaginar, y ni tus conocimientos ni tu lógica, te podrían salvar.

Pero claro, cuentos de ancianos dices tú, viejas supersticiones que no me pueden dañar.

Y al hacer caso omiso, e ir en contra de todo sentido común, te das cuenta que, no hay ningún ruido… pero escuchas algo a lo lejos.

El bosque te llama, te hace una atenta invitación que tu intuición se rehúsa a aceptar, pero que tu cuerpo no puede rechazar.

El cantico mudo de una melodía que no conoces te guía hacia un lugar desconocido.

Te niegas a seguir avanzando, pero es demasiado tarde, ya no hay vuelta atrás, las huellas que habías dejado al pasar se desvanecieron en una inmensa oscuridad.

La densidad de los arboles ha bloqueado hasta el más pequeño rayo del sol.

Tu corazón se agita ante la incertidumbre.

No ves su figura, pero sientes su calor.

Las sombras no te permiten ver sus ojos, pero no impiden que su mirada te penetre.

Sabes que te llama a ti, cuando sientes, que después de todo este tiempo, tu alma no te pertenecía; obedece a su voluntad.

Poco a poco abandona tu cuerpo, hasta que el la tiene entre sus manos.

Todo este tiempo, tan solo has sido tan solo el portador.

Y lo último que escuchas, es una voz suave como un suspiro que te dice: ¡Gracias!

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